La Tienda de las Ollas de Hierro, por su año de fundación y duración en el negocio, se puede considerar sin duda alguna, la más antigua de la capital, ya que todavía existe en la esquina de la calle de Los Derechos y la calle Jofrens, junto a la calle San Vicente. En su fachada e interior, se puede apreciar los vestigios y el sabor intacto de otras épocas. El interior del establecimiento conserva hasta el día de hoy, afortunadamente, toda la decoración y ornamentación según el estilo propio de la época de su construcción, ya sea el lugar de la cabina destinado a la caja, como las estanterías, vitrinas, cajones y el artesonado de los techos. Preside sus estantes una hornacina con una talla de San Vicente Ferrer del siglo XVIII. El emblema de la Tienda de las Ollas consiste en dos leones rampantes alados que sostienen entre sus patas dos ollas representativas del original género que dio nombre a la casa. La hoy denominada Tienda de las Ollas de Hierro, popularmente conocida como “Las Ollas”, fue fundada en el año 1793 por una familia francesa que posiblemente huyera de su país con motivo de la Revolución. La denominación comercial, se debe a que en aquella época, además de los artículos de venta de objetos religiosos, paquetería, perfumería y bordados, tenían un depósito de ollas de hierro fabricadas en Marsella, único conocido por aquel entonces en la ciudad y que debió ser muy famoso y popular. Se tienen noticias que posteriormente el negocio pasó a nombre de un tal Joan Esteban Esteban, que era dependiente de la casa. Ya en el siglo XIX, en el año 1872, la tienda pasó a ser propiedad de Miguel Gómez Prósper, hecho que se ha constatado en la Guía Biográfica Comercial de 1893 y en un folleto propagandístico que editó la tienda al cumplir el centenario de su creación. En el siglo XX figura a nombre de Manuel Reig Bonell, quien registró en 1916 la marca de fábrica que da nombre a la tienda. Más tarde, Benjamín Martín Caruana, estuvo al frente del negocio como tienda de objetos religiosos. Para su publicidad se imprimieron unos folletos en blanco y negro con fotografías del interior y el exterior de la tienda. En 1944 aparece a nombre de los hermanos Virgilio y Mariano
Pérez Martínez, constando como tienda dedicada a la venta
de ornamentos para iglesia y bordados. Editaron unas tarjetas en color
con motivos valencianos en cuyo dorso figuraba la descripción de
los artículos existentes en el establecimiento. A mediados de los
50 se quedó como único propietario de la tienda Mariano
Pérez Martínez quien, junto a su sobrino Miguel Almenara
Pérez, estuvieron al frente del establecimiento. Tras el fallecimiento
de Mariano Pérez Martínez en 1992, el negocio pasó
a nombre de su hermana Rosario Pérez Martínez y su sobrino
Miguel Almenara Pérez siguió llevando el negocio hasta su
jubilación en 1997. En este ambiente de saga familiar, su hijo
Jesús Almenara Márquez se hizo cargo de la tienda hasta
nuestros días manteniendo la popularidad en Valencia y su provincia
del comercio centenario.
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